Términos como IP, DHCP, DNS, Proxy, Servidor, Cliente… se confunden con frecuencia y llevan a no entender el funcionamiento de una red centralizada o cliente/servidor (c/s). Incluso en el diseño web es importante controlar las características de este tipo de redes para optimizar los recursos y ofrecer la información de la mejor y más interesante manera.
Cuando estamos conectados a Internet o a una Intranet (una Internet privada en una red de area local) todos los equipos de la red deben identificarse mediante un conjunto de números denominados dirección IP. Para simplificar la configuración del protocolo existen repartidores de ips, los servidores DHCP (Dinamic Host Control Protocol) que se encargan de asignar direcciones IP (únicas, sin que se repitan) a todos los equipos de la red.
Cuando un equipo se conecta a Internet lo mejor es que esta IP sea privada (no visible desde Internet) en estos casos el dispositivo que te envía tu proveedor de Internet (generalmente un router) o un proxy (si la conexión la gestiona un programa) son los encargados de asignarte la dirección IP privada.
El router es el único dispositivo de la red local que tiene una dirección IP pública y se comunica con el proveedor para solicitar las páginas web que deseas ver al servidor html. Cuando esto se produce con éxito la solicitud tu cliente web (el navegador) descarga la página web del servidor y se accede a la información.
Pero como todas las máquinas de la red usan un número IP, para los usuarios nos resultaría muy complicado memorizarlas (los humanos recordamos muy mal secuencias numéricas) para solicitar la información de los servidores. Por eso se creo el servicio de DNS, un servidor encargado de transformar las direcciones IP en nombres de dominio, mucho más fáciles de recordar.